miércoles, 28 de enero de 2015

Uchuraccay: Una verdad que la muerte censuró.

El pasado 23 de enero se cumplieron 32 años de la herida que aún sangra en el periodismo nacional, día en el cual 8 periodistas fueron asesinados por comuneros de dicha localidad ayacuchana. Para conmemorar este acontecimiento, la Universidad Jaime Bausate y Meza presenta "Rastros y rostros de Uchuraccay", una exposición fotográfica a la cuál me apersoné el día miércoles.

"Hace 32 años ocho periodistas pasaron a la gloria: pagaron con sus vidas su irrefrenable deseo de encontrar la verdad". Con este escrito comienza el recorrido de gloria para los mártires Willy Retto, Jorge Mendívil, Félix Gavilán. Octavio Infante, Jorge Sedano, Amador García, Perdo Sánchez y Eduardo de la Piniella, quienes llegaron a pie en busca de la verdad.


Antes del viaje nadie imaginó que no volverían, era un grupo alegre, quienes vivían el periodismo más que como un trabajo, como su vida. Así lo demuestran las imágenes recopiladas que seguidas del viaje, muestran su camino a pie hasta el lugar que sería el último que los viera con vida.


Al caminar un poco más se observa la imagen de los pobladores. En todos había duda, más allá de si algunos se mostraban amables y otros hostigadores. ¿Amigos, enemigos, comuneros, infiltrados? Precisamente al igual que el título de la fotografía, eso pasaba por la mente de quienes recibieron al grupo de periodistas. Un grupo les servía una generosa sopita con chuño, mientras que otros llamados Sinchis seguían sin encontrar el objetivo de los periodistas. 


¿Una turba alertada por el terrorismo de la época? ¿Un grupo militar que recibía órdenes de superiores? ¿Los 3 campesinos condenados en el 87? Lo cierto era que con brutalidad y sangre fría, los periodistas y su guía fueron cruelmente asesinados y las fotografías de los colegas que llegaron al lugar muestra a pobladores ayudando a desenterrarlos cadáveres embolsados, quienes fueron identificados por los mismo colegas y parientes con la tristeza que generó estas acciones. Mientras se observa a Mariano Castro, José María Salcedo y Cesar Hildebrandt transmitiendo lo sucedido, se refleja el dolor de un padre al mostrar a Oscar Retto, padre del Willy, llorando a su hijo abrazado con otros periodistas.


El estado colaboró con helicópteros y los cuerpos son trasladados a la morgue de Ayacucho. Posteriormente se muestra el multitudinario adiós que recibieron los mártires del periodismo nacional.

Las imágenes buscan reconstruir, graficar y mantener vigente el recuerdo de Uchuraccay, señaló el fotógrafo encargado Rómulo Luján, quién amablemente contestó unas cuantas preguntas y  alentó a los estudiantes de periodismo a no intimidarse con lo sucedido. 


Esta exposición concluye con una imagen de la gran cruz en Uchuraccay construida por la Asociación de Periodistas en 1998, en un momento de grave riesgo para los periodistas peruanos, quienes mantenemos latente el recuerdo de nuestros mártires y al igual que ellos, buscaremos la verdad hasta la muerte.

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